Definir el amor, quizás sea más complejo de lo que aparenta, pues conlleva una serie de sentimientos que tiene diversas formas de manifestarse, sea hacia personas, cosas o actividades, pero podríamos decir que son las acciones que procuran llenar de cosas buenas a quien se le da. Por su parte, la palabra tóxico se define como algo que es venenoso o que puede causar trastornos o la muerte a consecuencia de las lesiones debidas a un efecto químico.
De los conceptos anteriores podemos llegar a la conclusión que un amor tóxico es aquel daña la relación y el amor existente debido a un descontrol emocional que en vez de afianzarla lo que hace es separarla.
Amor tóxico
Algunos comportamientos de estos amores tóxicos son:
Dependencia emocional.
Uno de los dos tiene baja autoestima y busca complementarse con el otro, es decir, argumenta que no puede vivir sin su pareja. Se trata de personas inseguras que buscan todo el tiempo tener bajo control a la otra.
Vida social limitada.
Es el tipo de persona que deja a todas sus amistades por estar día y noche al pendiente de su pareja, esto, que pudiera parecer romántico, termina por asfixiar al otro, al sentir que no tiene la libertad suficiente para tener un momento de intimidad que todos necesitamos en un momento dado.
Comportamiento obsesivo.
Debido a la inseguridad que persiste en uno de los dos, esto hace que quien la padece, se preocupe en exceso de la relación y empiece a sentir al otro como de su propiedad, limitándolo en varios aspectos. ¿Te suena clásico el argumento es por el bien de los dos?
Necesidad de aprobación.
Hablando figuradamente, es aquel que no da un paso sin consultarlo con el otro. Quizás hay un vacío en estas personas que buscan en la pareja lo que a ellos les falta: seguridad, estabilidad y comodidad que no se sabe procurar por sí mismo.
Reacio al cambio.
Es el típico que constantemente dice que para se intenta algo nuevo si están muy a gusto con lo que hacen rutinariamente. No buscan alternativas ni otras opciones, aunque signifiquen mejora. Esto quizás se deba a que trata de esconder sus propias frustraciones.
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Posesivo y controlador.
Es el caso más frecuente del porqué las relaciones se acaban, pues nadie está dispuesto a sacrificar su individualidad en aras de un amor malentendido. Son del tipo de persona que checa con cronómetro todos tus movimientos y siempre está queriendo saber dónde andas, con quién y qué es lo que haces.
Celos.
Quien lo ejerce intenta justificarse diciendo que es porque le importa la persona amada y se preocupa por ella, pero lo cierto es que tras esa enfermedad se esconde demasiada inseguridad y problemas emocionales que lo único que aportan a la relación es hacer tremendamente infelices a los dos.
Manipulación.
Se trata de la típica persona que, si le dices que vas abandonarlo, comienza a chantajeare con que se va a tirar a las vías del tren. Siempre va encontrar un motivo para echarte en cara que por tu culpa a él le pasan mil calamidades. Simplemente no se puede convivir con alguien así.
Recuerda siempre: Cambia la depresión, enojo y obsesión por hábitos virtuosos para ser feliz y contagiar felicidad.
