La curiosidad puede servir como un método para afrontar los conflictos de la vida cotidiana. Es algo inherente a la niñez y de eso podemos aprender para tener algo que mejore nuestra vida y las relaciones con los demás.
Cuando se es niño todo resulta asombroso y constantemente se hacen preguntas como: ¿Cuándo empezó el tiempo y dónde termina el espacio? ¿Acaso la vida bajo el sol no es sólo un sueño?
Lo que veo y oigo y huelo, ¿no es sólo la apariencia de un mundo ante el mundo? ¿Existe de verdad el mal y gente que realmente son malos?
Una definición simple de la curiosidad es el deseo de saber una cosa. El no dar por sentado las cosas ayuda a cambiar la perspectiva de todo aquello que se conoce y abre a un mundo de posibilidades, por el contrario, mantenerse cerrado con las ideas propias no ayuda a evolucionar.
Estas actitudes de no abrirse a las cosas nuevas se deben en gran medida a los prejuicios o nuestros pre entendimientos que nos hacen poner atención a unas cosas y a otras no. Estos pre entendimientos nos limitan porque obstruyen nuestra visión de las cosas.
En muchas ocasiones adoptamos actitudes de saber cómo va a responder la persona ante una situación bajo el argumento de que “para qué te digo si ya sé que eres así”, es decir, se prejuzga, se etiquetan a las personas y se da por sentado sus reacciones sin darle oportunidad a realmente hacer las cosas.
Por lo general, cuando escuchas lo que dice otra persona, la oyes como una especie de eco de ti mismo. En realidad, estás escuchando tu propia opinión. Si algo coincide con tu opinión puedes aceptarlo, pero si no coincide lo rechazarás, y es posible que ni siquiera lo oigas. Este es uno de los peligros cuando escuchas a alguien.
Normalmente sentimos que siempre caemos en lo mismo, aunque para revertir esto hay que mantener una actitud modesta con respecto al propio punto de vista. Escuchar respetuosamente y responder de una manera activa desechamos nuestras opiniones de saber cómo es la persona, y nos mostramos más curiosos y respetuosos.
Ver el presente. Cuando veo venir a una persona, en lugar de ver a una persona y abrirme a una presencia: ella está aquí…. Ay sí ya llegó… mmm
Tenemos muchos problemas emocionales, pero en realidad no lo son, sino que simplemente es algo que nos hemos creado, son situaciones que surgen a partir de nuestros puntos de vista e ideas auto centradas.
La curiosidad implica:
- Estar abiertos para las cosas que suceden.
- Desapegarte de la idea de las certezas.
- Tener una mente flexible y dispuesta al cambio.
- Fomenta la creatividad
- Un punto de vista fresco.
Regresemos a ser niños, reconociendo que no sabemos cómo son las cosas, mantenerse atentos para ver qué hay de nuevo porque nunca se sabe cuándo se podrá descubrir algo que podría cambiar la vida.