Probablemente en esta semana te empezarás a sentir contagiado de esperanza y alegría debido a que nuevamente se volverá a la normalidad en un periodo breve, a decir de las autoridades sanitarias y de gobierno.
Esto es fantástico, ya que a casi nadie le gusta estar confinado sin hacer lo que realmente le apetece, pues todos los seres humanos disfrutan de su libertad de hacer lo que les plazca: sentir el fresco de la mañana, los rayos del sol, ir a donde necesite, sonreír, convivir físicamente con amigos y seres queridos.
Durante este tiempo de aislamiento obligatorio tuvimos que ir adaptando sobre la marcha nuevos hábitos en nuestra rutina diaria para poder sobrevivir a lo que nos demanda un nuevo estilo de vida. Ni duda cabe que fue muy fuerte perder nuestra diversión, amigos, familia, libertad… y muchas otras cosas más, por lo que no es de extrañar que en varias personas se haya generado una tremenda carga psicológica.
Algunos analistas han coincidido que regresar a la normalidad ya no será como antes de que iniciara la pandemia pues se aplicarán nuevos protocolos sanitarios y de convivencia en espacios públicos que evitarán que sigan aumentando los contagios del peligroso virus.
Ante este panorama y, para no seguir angustiándose por una situación que está fuera de nuestro alcance controlar, es importante que continúes con los hábitos que ya adquiriste durante este periodo de confinamiento:
Hay que seguir con la idea de que el hogar se ha convertido en escuela, centro de trabajo, deportivo y de entretenimiento por lo que es importante tomar en cuenta las siguientes recomendaciones:
- Seguir con una rutina diaria basada en horarios y disciplina para procurarse el tiempo suficiente para cada actividad: bañarse, arreglarse, alimentarse, trabajar y, por supuesto, no hacer a un lado el entretenimiento y la convivencia familiar.
- Dedicarle un poco de tiempo a aquello que siempre quisiste hacer, pero por la falta de éste no lo hiciste, como ordenar tus papeles, el clóset o los utensilios de cocina.
- Pensar en positivo, no veas solamente lo malo sino piensa ¿qué de bueno trajo esta cuarentena? El mundo está menos contaminado, se ahorra en gastos de transportación, se come más sano en casa, se puede dedicar más tiempo a dialogar con los miembros de la familia, pero, sobre todo, se cuenta con salud y se permanece en la comodidad de la casa.
- La socialización no tiene por qué detenerse, pues gracias al Internet, es posible hacer videollamadas o intercambiar mensajes instantáneos o la tradicional llamada telefónica para saber cómo están las personas que te interesan e intercambiar puntos de vista que aligeren un poco el enclaustramiento.
Sí, la sociedad se prepara a regresar a sus actividades, pero para que esto ocurra más pronto hay que estar conscientes de la responsabilidad que nos corresponde a cada uno de nosotros para acatar las normas que se determinen y, aunque para algunos, pudieran resultar molestas, recordar que es por el cuidado de la propia salud, un tesoro que pasa desapercibido por muchos hasta que no enfrentan una situación de grave deterioro en ella.
Recuerda siempre: Cambia la depresión, enojo y obsesión por hábitos virtuosos para ser feliz y contagiar felicidad.