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Estas son las etapas de una ruptura amorosa

Salud emocional

Las rupturas amorosas suelen traernos emociones negativas que pueden llevarnos a perder el control, y a plantearnos una y otra vez qué fue lo que hicimos mal para que ésta no funcionara como lo esperábamos.

Entonces, durante un tiempo nos distanciamos emocionalmente a sufrir nuestro duelo, pero una vez pasado esto necesitamos analizar qué fue lo que ocurrió para al menos tener una enseñanza que nos ayude, en el caso de haberlo hecho, a no cometer los mismos errores.

Reponerse de esta experiencia no es fácil, pues implica la pérdida de una persona a la que se amaba, o aún se ama, y todas las circunstancias que compartían en común: planes, proyectos, amigos, rutinas, el hogar compartido y muchas ilusiones.

Se han identificado principalmente cuatro etapas en el rompimiento de una relación amorosa, en la que no necesariamente se presentan siempre en el mismo orden, sino que depende cada ser humano y su personalidad:

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Fase de negación o de shock

Se presenta un rechazo consciente o inconscientemente de los hechos o la realidad de la situación, es decir, se empieza con un “no puede ser, debe tratarse de un error o broma”. Se trata de un mecanismo de defensa que busca amortiguar el impacto que produce la nueva realidad para sólo dejar entrar en nosotros el dolor que estamos preparados para soportar.

Es pues, una respuesta temporal que nos paraliza y nos hace escondernos de los hechos. En este primer momento, el mundo pierde sentido y nos abruma. Nos preguntamos cómo podemos seguir adelante.

Fase de ira

Es cuando entendemos que lo sucedido no puede seguir siendo negado.  Esta etapa se manifiesta por lo general con la expulsión de los sentimientos reprimidos en la primera etapa del duelo, y por lo general se expresa por una explosión de emociones y sentimientos, entre ellos la culpa, acompañada de la ira, que se enfocan hacia nosotros mismos o a la otra persona, sobre todo cuando se trata de una decisión unilateral.

 Fase de tristeza profunda

En esta fase se asume que no se va a recuperar a la persona que se ha amado. La persona comienza a ser consciente de cómo ha cambiado y seguirá cambiando la vida. Las consecuencias de la ruptura son las que generan una tristeza profunda y síntomas similares a la depresión junto con una visión negativa del mundo, el futuro y de quien la padece.

Sin embargo, la tristeza es una emoción necesaria para que se pueda asumir realmente la pérdida, ayude a conectar con lo ocurrido y empezar poco a poco a superar el duelo.

Fase de aceptación

Nos damos cuenta de que la otra persona ya no quiere estar con nosotros. Que todo se ha acabado y empezamos a aceptar la realidad de los hechos.

Empezamos a visualizar un nuevo futuro. Ahora vemos la relación frustrada con objetividad. Las emociones son mucho menos intensas, y permiten ver lo ocurrido con sus aciertos y desaciertos, como una experiencia en la historia de vida.

Recuerda siempre: Cambia la depresión, enojo y obsesión por hábitos virtuosos para ser feliz y contagiar felicidad.

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