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Lo Mejor de Facebook Live: Los mitos del amor romántico, segunda parte

Relaciones en pareja

La semana pasada abordamos los mitos del amor romántico o las trampas del apego donde se estableció que el apego busca que se dé satisfacciones a las necesidades del individuo, es decir, le interesa solamente su felicidad, mientras que el amor es lo contrario, pues lo que busca es la felicidad del otro.

Ahora veremos la segunda parte de este tema, en que los diversos mitos se agrupan bajo la premisa de que el amor es lo más importante y requiere entrega total, algo que las personas de la generación baby boomers, la generación X, o incluso algunos millennials, lo tomaban como algo a seguir.

Estas falacias o mitos son los siguientes:

Falacia del emparejamiento y conversión del amor de pareja en el centro. La felicidad eterna se encuentra en la otra persona, es decir, las personas creen que el no tener pareja los hace ver como seres infelices que deben vagar deseando encontrar a la persona adecuada. Muchas personas se sienten apenadas cuando en reuniones tienen que decir que no tienen pareja. El amor de pareja se convierte en el centro de nuestra vida y en el único motivo de nuestra existencia.

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Atribución de la capacidad de dar felicidad ¿Puede tu pareja ayudarte a ser feliz? Sí. ¿Tiene herramientas para solucionar todos y cada uno de tus problemas simplemente amándote? No. Obligar a la otra persona a ser la que nos traiga felicidad eterna es una presión muy grande y no trae nada bueno. Algunas personas toman la actitud de que, para ser felices, su pareja tiene que complacerlos en lo que necesitan.

Falacia de la entrega total. La persona tiene la idea errónea que amar significa que su pareja debe darle todo lo que tiene, dedicarle todo su tiempo, todos sus pensamientos, abandonar sus distracciones, sus relaciones interpersonales independientes si es necesario para poder estar más tiempo con ella.  Exige una entrega total porque como la ama entonces lo es todo en su vida.

Creencia de entender el amor como despersonalización. El amor como pérdida de la esencia porque ahora lo que importa es el conjunto que se forma en la pareja, así es como es entendido por algunas personas. El dejar de ser yo, de tener un interés individual, unos pasatiempos y un pasado. El YO deja de existir como persona porque ahora solamente existe al lado de la pareja. Suele ir unido con tener todas las amistades en conjunto y ninguna individual y generalmente no ir a ningún sitio por separado.

Creencia en que si se ama debe renunciarse a la intimidad. Tu intimidad y tu espacio son sagrados y ningún amor tiene derecho a exigirte que los cedas. Este mito representa esa creencia absurda de que por amor se deben intercambiar las contraseñas de la vida digital, e incluso las bancarias, y se debe permitir dejar ver los mensajes del móvil de cada uno.

Hay otro tipo de mitos y estos corresponden al grupo de que el amor es posesión y exclusividad, es decir, se toma a la pareja como si fuera de su propiedad y no se le permite que exprese su individualidad.

Son los siguientes:

Mito del matrimonio. Muchas personas creen que al casarse serán felices para siempre y que esta idea generalmente es viable. Este mito representa lo absurdo de la promesa que es imposible saber con certeza si la vas a cumplir. Nadie puede prometer que amará eternamente, nadie puede prometer que solamente te amará a ti y solamente sentir atracción sexual hacia ti durante el resto de su vida. El matrimonio nos vende una imagen de amor perfecto e ideal que dura eternamente porque el amor es así, exclusivo y eterno.

Mito de los celos. Tanto hombres como mujeres llegan a pensar que es normal sentir celos si se está enamorado.En pequeñas dosis, son incluso adorables, por decirlo de alguna manera. No, los celos no son adorables de ninguna forma e intentar controlar con ellos es lo más dañino que puede existir en una relación de pareja.

Mito sexista de la fidelidad y de la exclusividad. El amor tiene que ser exclusivo. Esta falacia se refiere a que es imposible querer a varias personas a la vez, o que, si estás enamorada, pero tienes sexo con otras personas es que no estás realmente enamorada. Este mito tiene un claro origen económico, el origen de la monogamia no es ni romántico ni espiritual. La monogamia y el matrimonio no son más que un contrato que surgió cuando se empezó a manejar la propiedad privada. Fue entonces necesario regular las propiedades y los hombres, que eran quienes las manejaban, querían que solamente su prole recibiera en herencia los bienes. Para ello, la única forma de asegurarse al 100% era controlando el útero reproductor de su familia: impidiendo a esa persona que tenga sexo con nadie más.

 El amor auténtico, el amor duro, no se robustece de sensiblerías, sino de la alegría de saber que podemos contar con el otro, pase lo que pase. Es el amor de la reciprocidad, de la amistad, de la ternura y de la compasión.

¡Hasta la próxima!

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