Tres características de las personas resilientes que deberías adoptar
Emociones humanas
Si ahora mismo estás pasando por un mal momento debido a que estás sufriendo una separación, la pérdida de un ser querido o un evento traumático que te ha sumido en el dolor, entonces es importante que sepas acerca de la resiliencia.
Este término se usa muy a menudo en la psicología, pues se trata de la capacidad humana que tenemos todos para asumir con flexibilidad situaciones límite que la vida nos pone a prueba, como el proceso de un divorcio, una enfermedad, un accidente grave, o cualquier otra situación límite que llegue para sacudirla.
Estas circunstancias nos pueden llevar a la frontera de nuestras competencias y hacer que nos demos cuenta abruptamente, si contamos con la fuerza y voluntad necesarias para continuar adelante y dejar atrás esos eventos dolorosos. La realidad de la vida es que solamente tenemos dos opciones: o nos dejamos abatir y continuamos compadeciéndonos de nosotros mismos o sacamos fortaleza interior para sobreponernos y salir fortalecidos.
Pero no solamente se trata de salir fortalecidos, sino de capitalizar todo este proceso de sufrimiento y transformarlo en un aprendizaje que nos lleve a crecer como seres humanos y desarrollar al máximo su potencial, pues finalmente se llega a comprender que la vida no es realmente dura, sino que algunas veces se tienen momentos difíciles.
La resiliencia no es algo con lo que se nazca, sino que se ve aprendiendo a lo largo del andar por la vida, siempre asimilando las experiencias, ajustando nuestros hábitos y nunca dándonos por vencidos.
Características de las personas resilientes:
Aprenden de las dificultades que viven. En vez de lamentarse de la situación por la que atraviesan piensan en la manera de cómo generar un cambio de ese momento que están viviendo, no se desmotivan, pues saben que es algo momentáneo y prefieren concentrarse en el futuro.
Se conocen a sí mismos y sus capacidades. Se mantienen firmes en sus objetivos y saben que para lograrlo tienen que echar mano de todas sus habilidades y, de ser necesario, pedir ayuda, como a un profesional mediante terapias o trabajar en equipo.
Mantienen la objetividad. No se engañan a sí mismas diciendo que son los mejores, sino que analizan su potencial, los recursos con que cuentan y las metas realistas que desean alcanzar. Saben que todo cuesta trabajo, pero se centran en lo positivo y llevan a cabo las cosas con optimismo. Son ese tipo de personas que, aunque pasen apuros, saben que el día de mañana puede ser mejor.
Recuerda siempre: Cambia la depresión, enojo y obsesión por hábitos virtuosos para ser feliz y contagiar felicidad.