Muchas veces se dice que deberíamos cambiar de hábitos o abandonar aquellos que parecen negativos, con el objeto de mejora para la persona, por ejemplo, conozco a alguien que el 90% de las veces llega tarde cuando quedamos de vernos y por más que le digo que debería de modificar ese hábito me responde que no lo considera necesario porque aquí en México ¡nadie es puntual!
Un hábito se define como cualquier acto adquirido por la experiencia que se realiza de manera regular y de forma automática, es decir, lo tenemos tan arraigado que ya ni lo notamos. Los hábitos incluyen los gestos, o la forma de mover las manos al hablar, hasta las preferencias en las lecturas, pasando por la satisfacción de las ansias personales, como fumar o de comer en exceso.
A la psicología le interesa el estudio de los hábitos debido a su función como elemento básico del aprendizaje y también, en ocasiones, como problema que debe tratarse cuando impiden o alteran el bienestar de una persona, por esta razón es que vemos actualmente a muchas personas acudir con el psicólogo para que les ayude a dejar de fumar.
¿Te ha ocurrido alguna vez que has intentado iniciar una nueva rutina o dejar un hábito que no te gusta y abandonas tus buenas intenciones a los pocos días? La mayoría de estos se dejan gracias al “no tengo tiempo” o ”ya mañana empiezo”, se termina el año y vuelta una y otra vez a seguir prometiendo lo mismo, lo que va provocando que nos desmotivemos y la pérdida de autoconfianza.
Casi siempre argumentamos una falta de motivación, pero esta nunca llega, o dura poco. La cuestión es que ésta nunca va a mantenerse como por arte de magia porque se nutre de la acción, y no al revés: no es algo que se da espontáneamente o se pierda para siempre, sino que has de crearla, y cuando desaparece es un síntoma de que algo estamos haciendo mal, por ejemplo que estableciste empezar a correr tres kilómetros diarios cuando tienes años de no hacerlo; una mala planificación, por ejemplo, decidiste empezar cuando es el cierre mensual en el trabajo y tienes que entregar mil reportes.
Te preguntarás, “entonces ¿qué debo hacer?” Primeramente, debes pensar que los hábitos que tienes son porque los has prendido, es el resultado de una acción que repites una y otra vez hasta que se mantiene permanentemente porque es reforzado por que sientes satisfacción o porque tienes un resultado positivo.
La formación psicológica de los hábitos es un proceso de aprendizaje que consta de:
Estímulo Activador: Promueve el inicio de una conducta, por ejemplo, quiero verme de forma atlética entonces tengo que empezar a ponerme en forma para después ponerme hacer pesas.
Acción: La actividad que se lleva a cabo para realizar el objetivo que se ha determinado, por ejemplo, correr una hora por la mañana y una hora ir al gimnasio cuando salga del trabajo.
Recompensa: El beneficio obtenido, después de realizar la acción, que en este caso sería verte físicamente como lo deseas.
La acción se iniciará siempre que aparezcan los estímulos activadores: se convierten en hábitos que se ejecutarán de forma prácticamente automática, sin requerir excesiva atención o esfuerzo por tu parte.
Como todo en la vida, lo único que tienes que hacer es perseverar para alcanzar el resultado deseado. No esperes más y empieza hoy mismo a poner en práctica ese hábito que tanto has querido cambiar o iniciar.
Recuerda siempre: Cambia la depresión, enojo y obsesión por hábitos virtuosos para ser feliz y contagiar felicidad.